Recibir un diagnóstico de cáncer cambia la vida. Es normal sentir miedo, incertidumbre, tristeza o incluso enojo.
Pero cuando esos sentimientos duran demasiado o se intensifican, es importante saber que no estás solo ni exagerando: la tristeza profunda o la depresión son comunes en personas que enfrentan el cáncer.
¿Sentirse mal emocionalmente es normal?
Sí. El cáncer no solo afecta el cuerpo, también sacude el corazón y la mente. La tristeza al principio es una reacción natural. Pero a veces esa tristeza no se va. Se transforma en algo más profundo: la depresión.
Algunos pensamientos comunes:
- “No tengo ganas de hablar con nadie.”
- “No disfruto lo que antes me gustaba.”
- “Siento que no valgo nada o que soy una carga para los demás.”
- “Estoy cansado todo el tiempo, aunque descanse.”
- “No tengo fuerzas para seguir.”
Si te identificas con varias de estas frases, puede que estés atravesando una depresión relacionada con tu enfermedad, y es algo tratable.
¿Sabías que…?
- Cerca del 30% de los pacientes con cáncer desarrollan depresión o ansiedad en algún momento del tratamiento.
- Las emociones difíciles pueden afectar tu recuperación, porque a veces hacen que sea más difícil seguir con la medicina, la alimentación o el descanso.
- La depresión no es debilidad, ni “estar exagerando”. Es una respuesta real del cuerpo y la mente al estrés, el dolor y los cambios profundos que conlleva el cáncer.
¿Por qué ocurre la depresión en el cáncer?
La depresión tiene muchas causas posibles, y en el cáncer suelen combinarse varias:
Cambios físicos
- Dolor crónico
- Efectos secundarios del tratamiento (quimio, radiación, cirugía)
- Fatiga constante
Cambios emocionales
- Miedo a la muerte o a lo desconocido
- Pérdida de independencia o cambios en la imagen corporal
- Sentimientos de culpa o frustración
Cambios químicos en el cerebro
El cáncer y algunos tratamientos pueden alterar sustancias del cerebro que regulan el estado de ánimo (como la serotonina o dopamina).
¿Qué puedo hacer si me siento así ?
Lo más importante: habla con alguien de confianza y coméntaselo a tu equipo médico. Ellos pueden ayudarte a encontrar la atención adecuada.
Algunas opciones que ayudan:
- Terapia psicológica: hablar con un profesional que sepa de salud emocional y cáncer (psicooncólogo).
- Medicamentos antidepresivos: bajo receta y con seguimiento médico.
- Grupos de apoyo: compartir con personas que están pasando por algo similar puede aliviar muchísimo.
- Técnicas de relajación: meditación, respiración profunda, yoga suave o escribir lo que sientes.
Y, sobre todo, permítete sentir sin juzgarte. No estás obligado a ser “fuerte” todo el tiempo. Estás haciendo lo mejor que puedes.
El cáncer es una tormenta, pero no define quién eres. Lo que sientes es real, válido y merece atención. Pedir ayuda no es señal de debilidad, sino de valentía.
Hablar de las emociones también es parte del tratamiento. Cuidar tu mente es tan importante como cuidar tu cuerpo.
Cáncer y Depresión